Loader
El Control de la Demanda, Aspecto Clave de la Eficiencia Energética Edificatoria

De la ecuación de la energética edificatoria (C = D / η), se extrae que el parámetro primigenio que provoca un mayor o menor consumo de energía convencional (C) es la demanda energética (D), ya que, si ésta es muy baja, el consumo se reduce drásticamente, mejorando sensiblemente los indicadores de eficiencia energética y, por extensión, la eficiencia y calificación energética del edificio.

La demanda energética es laenergía útil necesaria que tendrían que proporcionar los sistemas técnicos para mantener en el interior del edificio unas condiciones definidas reglamentariamente en función del uso del edificio (perfiles de uso) y de la zona climática en la que se ubique (clima de referencia). Se puede dividir en demanda energética de calefacción, de refrigeración, de agua caliente sanitaria (ACS) y de iluminación, y se expresa en kW·h/m2·año, considerada la superficie útil de los espacios habitables del edificio” (fuente: Apéndice A Terminología CTE DB HE1).

Asimismo, la demanda energética de un edificio depende varios factores:

• Condicionantes climáticos exteriores del edificio (temperatura, humedad, altitud...).

• Condiciones del entorno en que se inserta el edificio (acceso al sol, sombreamiento, exposición al viento…).

• Diseño arquitectónico del edificio (compacidad, orientación...).

• Diseño constructivo de la envolvente térmica del edificio (fachadas, cubiertas, suelos, huecos...).

• Uso y ocupación del edificio.

Sintetizando, se tiene:

D → f (clima, envolvente térmica, operación)

La demanda energética de un edificio varía a lo largo de un día y a lo largo del año, según se van modificando las condiciones climáticas, y van teniendo lugar las estaciones.

Se ha de tener en cuenta que el usuario influye en la mayor o menor demanda energética del edificio; de ahí la importancia de que éste posea información adecuada desde un punto de vista energético, así como hábitos que redunden en una disminución de la demanda.

En resumidas cuentas, para reducir la demanda energética edificatoria, se ha de tener en cuenta lo siguiente:

 

En términos energéticos, esta demanda puede estar referida a calefacción y refrigeración, en mayor medida, así como a producción de agua caliente sanitaria (ACS), a ventilación, a iluminación y a suministro eléctrico (de equipos, electrodomésticos y elementos).

Las demandas que poseen un mayor peso, como ya se ha mencionado, son las de calefacción y refrigeración, las cuales poseen un marcado carácter estacional. La demanda de calefacción tendrá lugar en invierno, y la demanda de refrigeración tendrá lugar en verano; salvo en algunas ocasiones, como por ejemplo edificios de oficinas con mucha presencia de vidrio en su envolvente, lo cual puede provocar en su interior lo que se conoce como inversión térmica, esto es, que al mismo tiempo haya zonas del edificio que demanden calefacción y otras zonas que demanden refrigeración. También se puede dar el caso, en edificios o locales de alta ocupación, de que se demande refrigeración en invierno, sobre todo si la actividad desarrollada por sus ocupantes es intensa.

Asimismo, la demanda de calefacción y la de refrigeración son las más sensibles a la climatología.

De la exposición realizada se deduce que, para alcanzar una alta eficiencia energética, es fundamental reducir y controlar adecuadamente la demanda energética edificatoria, lo que se traducirá inexorablemente en una reducción del consumo energético del edificio y, por ende, en una disminución de emisiones de CO2.